Enzimas: la maquinaria del organismo (II)

Publicado : 25/03/2022 - Categorías : Proteínas , Salud y bienestar

Chico doliéndose de una lesión de hombro

En la primera parte de este artículo, hemos hablado sobre las enzimas producidas por las células de nuestro organismo. Pero no solo las células humanas son productoras de enzimas; todos los organismos vivos las producen, y la variedad de enzimas presente en el reino vegetal no tiene límite.

Las sociedades primitivas, aun sin tener conocimientos de los mecanismos íntimos de estas reacciones químicas, ya utilizaban las enzimas con fines terapéuticos. Un ejemplo es la aplicación de cataplasmas de higo, rico en una enzima proteolítica llamada ficina, para tratar úlceras de piel. El uso de la papaína, extraída de la papaya, o la bromelina, de la piña, para tratar procesos inflamatorios es habitual en diferentes sociedades de todo el planeta. En Hawái y Malasia, la piña se emplea como digestivo y en el tratamiento de las afecciones de garganta (faringitis y laringitis); la papaya está presente en la medicina tradicional africana y en la amazónica para tratar enfermedades hepáticas, cólicos, trastornos digestivos o, en uso externo, para numerosas patologías de la piel (eczemas, verrugas, psoriasis, etc.).

Sin embargo, no hace falta que acudamos a sociedades remotas para observar su uso terapéutico; en nuestra sociedad, también se utilizan con relativa frecuencia. A nivel tópico, en el tratamiento de heridas, se emplean formulaciones que incorporan enzimas como la tripsina o la fibrinolisina, que facilitan la limpieza de la herida, desbridando las placas de fibrina que recubren el tejido de granulación, y permitiendo una cicatrización más rápida y eficaz.

Por vía oral, se emplean enzimas digestivas para aliviar cuadros de dispepsia debidos a una deficiencia enzimática y también son eficaces en digestiones lentas. Es frecuente la utilización de enzimas pancreáticas, como lipasa y amilasa, en personas con insuficiencia pancreática o pancreatitis crónica. Otras, como la uroquinasa, se utilizan para disolver coágulos en el tratamiento del tromboembolismo arterial, y como la estreptoquinasa, obtenida del estreptococo beta-hemolítico C, que se administra mediante inyección en el infarto agudo de miocardio.

En la terapia combinada con enzimas, se emplean enzimas de características similares, aunque de distinto origen, que pueden actuar sobre diferentes partes de un mismo sustrato, acelerando la reacción enzimática y, por tanto, acortando el tiempo de curación de un proceso patológico. Se ha evidenciado que la actividad sinérgica de una mezcla de enzimas es más eficaz que cuando se emplea un solo componente. La resolución de los procesos inflamatorios tiene un buen aliado en la terapia con enzimas proteolíticas. La combinación de estas enzimas no cura la inflamación por sí sola, pero abre una vía para que este proceso se cure más rápidamente. Las dosis a las que se manejan estos complejos enzimáticos son muy variables y dependen de la gravedad del proceso a tratar y de si es un cuadro agudo o crónico.

Enzimas y patologías reumáticas
El dolor y la inflamación son dos síntomas que acompañan a la mayoría de enfermedades reumáticas. Las enzimas proteolíticas tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas y, por tanto, su empleo en situaciones que cursan con esta sintomatología es más que razonable. Tras el empleo de una combinación de enzimas proteolíticas conseguiremos:

  • Disminución del edema y de la tumefacción en las articulaciones afectadas.
  • Inactivación de mediadores inflamatorios, lo que conlleva una disminución del dolor.

Enfermedades reumáticas que afectan a tejidos blandos como el Síndrome de hombro doloroso y las enfermedades degenerativas de las articulaciones también pueden verse beneficiadas en su evolución gracias a la terapia con enzimas, teniendo en cuenta, además, que evitamos la aparición de los efectos adversos que pueden provocar los medicamentos generalmente utilizados en estos cuadros, como los antiinflamatorios no esteroideos y los corticoides.

Tratamiento de lesiones deportivas
Si las enzimas proteolíticas pueden ejercer una acción antiinflamatoria y analgésica, es perfectamente explicable que constituyan un arma eficaz para acelerar la curación de las lesiones provocadas por la práctica deportiva. Traumatismos que cursan con hematomas, edemas y dolor son los compañeros de viaje de muchos deportistas. En el caso de los deportistas de élite, la curación de estas lesiones de una manera rápida es tremendamente importante, y el empleo de terapia enzimática supone una eficaz ayuda.

Trastornos de circulación de retorno
Las enzimas disminuyen los edemas provocados por un aumento de la permeabilidad capilar, las piernas se hinchan menos y disminuye la probabilidad de formarse coágulos que pueden causar cuadros de tromboembolismo.
En la terapia combinada de enzimas, se suele adicionar rutina, un flavonoide que disminuye la permeabilidad capilar y fortalece la pared de los vasos, contribuyendo a mejorar la circulación venosa.

Complemento a los mecanismos fisiológicos de defensa
Cuando nuestro organismo sufre una alteración, pone en marcha mecanismos de defensa que incluyen la activación de los correspondientes sistemas enzimáticos para recuperar su equilibrio. El aporte de enzimas proteolíticas en estas situaciones supone un apoyo adicional. Además, existen otras áreas de la medicina no reseñadas anteriormente como la otorrinolaringología, odontología y, más recientemente, la medicina antienvejecimiento que cuentan con las enzimas como parte de su arsenal terapéutico.

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